La Almadraba

Un año más, en mayo, como cada primavera, en nuestras costas gaditanas, vuelven a aparecer las almadrabas casi de la misma forma que desde hace más de 2000 años. Un arte de pesca tradicional, sostenible, selectivo y fijo. Es en mayo cuando los atunes rojos vuelven desde el Atlántico en dirección al Mediterráneo para reproducirse y desovar en una ruta inalterada a lo largo del tiempo. Toda la costa atlántica de la provincia de Cádiz es testigo de ello y del milenario arte de pesca que viene asociado a la captura de éste suculento y apreciado producto del mar. El arte de la almadraba. 

El éxito o fracaso de la pesca depende de la abundancia del atún y del clima como la limpieza del agua y la temperatura, las mareas, los vientos, o la fase lunar, por ejemplo. Las alambrabas se calan aproximadamente dos meses antes de comenzar la temporada. Unos flotadores sostienen en superficie a las redes verticales, que van fijadas al fondo por miles de metros de cables unidos a pesadas anclas. Las almadrabas que aún existen en Cádiz son las de Barbate, la de Zahara de los Atunes, la de Conil de la frontera y la de Tarifa, y tienen a gala ser las únicas alambrabas aún tradicionales que persisten en toda la costa andaluza. 

Un arte de pesca que caracteriza y dota de personalidad a todas las localidades que aún subsisten de ella. Bbien en términos de pesca y de captura, o de comercialización del producto, así como de otros servicios derivados del atún rojo, hostelería, conservas, congelados y exportación. Las técnicas de pesca, que no han variado apenas a lo largo de los años, se han puesto al día. El atún recién capturado se congela a menos de 60° bajo cero, para así poder disfrutarlo a lo largo de todo el año. Localidades como Conil y Tarifa también han dedicado semanas gastronómicas dedicadas especialmente a éste manjar, pero ninguna es equiparable a la original, a la nuestra, a la ruta Zahareña. 
Porque en Zahara de los Atunes hacemos coincidir su exitosa ruta del atún con las fechas de “la levantá”. Del copo a la lonja, y de la lonja a la mesa, miles de personas nos visitan año tras año para disfrutar las delicatessen del oro rojo, preparadas en innumerables y creativas formas. Cada año, cada primavera, vuelve a las mesas el oro rojo del sur. El tesoro del mar y el tesoro Zahara.

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